Este verano, en mi semana playera, he cambiado mis típicos libros de cosmología teórica, por algo más ligero para leer frente al horizonte de la mar. Los crímenes del Museo del Prado es un libro de unas 500 páginas que se lee rápìdo, entretenido y fácil. Supone una serie de acontecimientos un poco estrambóticos con personajes anacrónicos con humor, donde la acción temporal (situada en los años 90) baila en el límite de la inverosimilitud (robótica, GPS,...). Lo considero literatura juvenil, donde al autor quiere asemejarse al sarcástico Jardiel Poncela, jugando incluso con el narrador, aunque a veces el libro peque de ligero. Tiene una intención ilustrativa y didáctica (aunque echo de menos una ilustración de los cuadros, que aunque bien conocidos, ayudaría a la lectura juvenil). Me gustan algunas expresiones del personaje Larra: Todo en la vida en un malentendido, las emociones dependen de la sugestión, daltonismo moral,... (entendidas en el contexto de su lectura). El final del caso me gusta, pero el final del libro no tanto.
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