
Mi abuela Flor
Puristamente abuela política, pero cuando se habla de amor y personas, la política cede a un lado. La única abuela que he conocido. Una mujer fuerte, regia con su origen burgalés, amante de lo suyo y de los suyos, religiosa en su esencia y con una vitalidad activa hasta su último día. Yo la conocí en su última etapa de vida, y aunque pedía al Señor que la llevase ya, mantenía su nervio y fortaleza aquí en la tierra como en el cielo. En nuestros encuentros hablábamos de otros tiempos, de lo humano y lo divino, de las fiestas, de los juegos y de los pueblos. Dado que no pudimos celebrar su apalabrado 100 aniversario, que sirva este homenaje web para saludar a la abuela Flor allá donde esté. Si Ingmar Bergman jugó una partida de ajedrez con la Muerte en su Séptimo Sello, estoy completamente seguro de que ahora la abuela estará echándole un tute a Dios con el arrastro preparado para llevarse la baza.
¡Hasta siempre abuela!