Conocí muy poquito a mi abuelo Mauricio. Poquito por mi corta edad pero el tiempo suficiente para recordar que me parecía un hombre alto,... serio... y justo. La verdad es que nunca le ví sonreir aunque me han hablado de su ironía y de su agudo sentido del humor. Siempre vestido de traje gris oscuro y con una boina negra en forma de chapela. A mi me gustaba mirarle e imitarle en sus movimientos cuando estaba en casa: en su forma de andar, con los pies un poco divergentes hacia afuera (una suerte de lento Charlot), o en su forma de apoyar las manos cerradas en la mesa de la cocina, en puño sobre puño, apoyando la barbilla para ver tranquilamente la televisión. "¡Cóño, chico, que se fija en todo!" - decía cuando descubría que yo estaba callado a su lado en la misma postura que él :-)
Con el tiempo he sabido que tuvo una vida intensa y esforzada,. Que vivió siempre en Mazueco de Lara (Burgos) donde fue varias veces alcalde con los quebraderos que ello conlleva, que a veces hacía viajes a Burgos capital, que su hermano Federico, funcionario de correos, tuvo que irse a otras latitudes del norte de África, que tuvo que ser casi padre de sus sobrinas cuando se quedó viuda su hermana Tomasa, que la guerra civil le pasó mucha factura en lo físico y en el carácter y que, para inri, tuvo que hacerse cargo, él sólo, de dos hijos y dos hijas adolescentes en plena postguerra cuando su compañera de vida (mi abuela Albina) murió a los 40 años de una enfermedad,
Sus últimos años los recuerdo con fatiga al andar, al hablar y las visitas al hospital de Burgos donde falleció, aunque parecía mucho más mayor, a los 69 años. Recuerdo en aquellos días la visita nocturna al tanatorio en silencio, con mucha paz y el funeral respetuoso en Mazueco con mucha gente, donde llevé algunas flores. También recuerdo con admiración los folios y folios de testamento que hizo de forma manuscrita, él sólo, con una bonita letra antigua, cuando le quedaban pocas fuerzas y restos de aliento.
En fin, Mauricio Alonso, una persona muy humana y muy justa. Una figura referente para conocer, para admirar y para intentar emular en esta vida.