* Dirección: Steven Spielberg
* Mi valoración: 5
Steven Spielberg y su
Dreamworks cogen sus bártulos y se recorren el mundo para contarnos lo que pasó en las olimpiadas de Munich'72 (terrorismo vivo y en directo), sus consecuencias y vicisitudes. Todo con pleno detalle y realización impecable. No obstante el contarnos la evolución del personaje hacia una reflexión presagiada, las quasi- repetitivas preparaciones de los casos y su ya manido trauma padre-hijo... no son excusa para tenernos casi 180 minutos respirando avatares. Me gustaron los planos de las mesas repletas de comida y el mensaje que rezuma el "
compartir el pan". La música de cuerda de John Williams, con melodías judías, esta vez carece de fuerza para mi gusto.
Pues está claro que en una película de casi 180 minutos hay de todo y si encima añadimos el ingrediente Spielberg pues más aún :-p La verdad es que tengo que agradecer a Spielberg que se haya decidido a contar esta historia. Quizá por el momento en el que ocurrieron estos hechos (aún no había nacido) y que no han transcendido casi nada, los desconocía. Y la verdad es que se le ponen a uno los pelos de punta al ver que este conflicto entre israelíes y palestinos no acabará nunca, como tantos y tantos otros conflictos. La forma de contarnos lo que sucedió en Munich estéticamente es impecable. Planos exquisitos, sutilezas y guiños entre los personajes en lo referente a la comida, diferentes escenarios, y al final esa duda de quién es mejor qué quién. Metraje escesivo, sip. A mitad de película estás un poco cansado de las venganzas. Y de tantas explosiones... y de ese personaje sin padre que está sin rumbo.
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